Odiamos lo aburrido, lo predecible. Así que cuando nos enfrentamos a un proyecto de fotografía, nuestra mente se vuelve loca pensando en nuevas ideas, en cómo podemos hacer que ese producto cobre vida. No solo queremos una simple foto de producto, buscamos una imagen que hable por sí sola, que despierte emociones y que nos haga soñar con tenerlo en nuestras manos.

Aquí es donde nuestra capacidad para buscar y encontrar objetos y decorados únicos entra en juego. No se trata solo de encontrar un fondo bonito, se trata de crear una escenografía que encaje a la perfección con el producto que estamos fotografiando. Un atrezzo adecuado puede ser el toque final que haga que la imagen sea memorable y transmita el mensaje adecuado.

Cuando finalmente tenemos todos los elementos reunidos, es hora de hacer la foto. Nos encargamos de que cada detalle esté en su lugar, de que la iluminación sea perfecta y de que se capture la esencia del producto de una manera única. Porque al final, la foto debe hablar por sí sola, debe contar una historia y transmitir un mensaje sin necesidad de palabras.